En los últimos años el antiguo distrito de Sant Martí, con su enorme extensión, su historia de fuerte industrialización, su aspecto underground, su población de origen proletaria, sus continuas y constantes transformaciones, su creciente florecer artístico y cultural, ha conquistado completamente mi interés y curiosidad. Me impacta el hecho de que en Sant Martí la coexistencia de viejo y nuevo no sea mínimamente armoniosa, sino más bien un choque entre un pasado renegado lleno de heridas no sanadas y un presente que avanza demasiado rápido.
Hoy en día la visión economicista y de competitividad global parece prevalecer sobre las preocupaciones sociales. La necesidad de un posicionamiento de la marca "Barcelona" en el mundo globalizado ha impulsado el plan urbanístico "22@", que desafortunadamente parece presentar no solamente los brillos tan a menudo ensalzados y celebrados en las versiones oficiales, sino también una serie infinita de sombras. Un caso serían por ejemplo los derribos salvajes y los desalojes continuos llevados a cabo en nombre de una supuesta renovación (o mejor dicho elitización) del barrio. O la falta de integración del nuevo plan urbanístico con las necesidades sociales de los ciudadanos, pensando también infraestructuras para mejorar la vida cotidiana en lugar de edificar solamente empresas, oficinas y hoteles. O el hecho que los indicadores del nivel de crecimiento económico del área, diez años después de su implantación, sean en realidad bajísimos, mucho más bajos de las previsiones que se hicieron al principio. También me deja perpleja la escasez de transparencia e información clara referente a los resultados obtenidos o que algunos de los planes urbanísticos sean a veces extremamente agresivos hacía el patrimonio arquitectónico e histórico.
El suelo de Sant Martí ha sido parte de una vasta operación de revalorización del suelo, y ciertas zonas, llenas de edificios hipermodernos e hipervacíos, alternadas con solares desiertos cubiertos de escombros y de hierbajo, parecen tierra de nadie, o un paisaje de guerra. Paseándo por el barrio se ven muchos, muchísimos carteles de "Lloguer-alquiler" o "Venda-venta" que llevan ahí colgados meses, años.
Me documenté mucho sobre la historia del distrito y a medida de que iba leyendo más, más ganas tenía de explorarlo y fotografiarlo. Decidí recorrerlo con la cámara en la mano, con el propósito de documentar su belleza decadente, sus heridas y contradicciones, sus cambios a veces tan rápidos que al volver días después en un lugar ya no era el mismo.
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Bricks |
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Wave |
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Prisioneros en Calle Wellington |
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High |
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Nave 9-10 |
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Who follows you? |
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Trinbre |
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El Azar busca la infinitud |
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Kitchen |
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El Hombre-Caracol |
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Looking at you |
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La guarida del lobo |
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Ventanas |
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Building / demolishing |
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Viejo y nuevo |
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Flores de cemento |
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Ya no tengo vecinos |
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Different |
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Especulació |
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Colmena |
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Estructura |
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Industrias |
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Fábrica abandonada |